Por Barbara Loe Fisher
Publicado originalmente Mayo 2018
En 1986, el Congreso creó la Oficina del Programa Nacional de Vacunas del Departamento de Salud y Servicios Humanos conforme a la Ley Nacional de Lesiones Infantiles por Vacunas.1
En 1995, la Oficina del Programa Nacional de Vacunas le solicitó al Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias que realizara un proyecto de participación poblacional y reunir a los interesados en vacunas para "analizar temas críticos y transcendentales para la seguridad de las vacunas utilizadas en los Estados Unidos y discutir métodos para mejorar la seguridad de las mismas, así como los programas de vacunación".
Las personas designadas para el Foro de seguridad de las vacunas incluyeron representantes de las agencias federales responsables de regular las vacunas y aplicar las políticas de vacunación; fabricantes de vacunas; médicos; investigadores académicos y grupos de consumidores o padres con interés en las vacunas.
Fui nombrada miembro del grupo de padres en el Foro de Seguridad de las Vacunas y ayudé a coordinar talleres públicos y a publicar informes sobre cuestiones de seguridad de las vacunas entre 1995 y 1998.
Esta es una declaración sobre las prioridades en la investigación sobre la seguridad de las vacunas que presenté en el Instituto de Medicina hace más de 20 años en nombre del Centro Nacional de Información sobre Vacunas en un taller público del Foro de Seguridad de las Vacunas, en abril de 1996.2
La Perspectiva de los Padres en 1996
Hoy, al prepararme para hablar sobre el tema Vaccine Research Needs--Perspective From Parents, pensé en lo fácil que fue trazar una línea para separar a los científicos investigadores y funcionarios de salud del gobierno de los padres.
Soy madre, al igual que muchas de ustedes. Me gradué de la universidad, pero a diferencia de la mayoría, no decidí continuar para obtener un Ph.D. o título en Medicina. Aunque provengo de una familia de médicos, dentistas y enfermeras, aunado a que crecí con respeto y amor por la ciencia y medicina, tenía otros intereses y objetivos.
Y cuando me convertí en madre al tener a mi primer hijo Christian, experimenté el mismo tipo de alegría que muchos experimentaron cuando se convirtieron en padres por primera vez.
Chris comenzó a decir palabras a los siete meses, y expresar oraciones completas e identificar el alfabeto en mayúscula y minúscula, así como nombrar todas las cartas de la baraja, a la edad de dos años.
Pero después, quien fuera el más precoz de mis tres bebés, se convirtió en un niño totalmente diferente física, mental y emocionalmente a la edad de dos años y medio luego de una convulsión, colapso y estado de inconsciencia que duró seis horas, a pocas horas de recibir su cuarta vacuna por vía oral contra la polio y DPT.
Posteriormente, fue diagnosticado con disfunción del sistema inmunológico, múltiples problemas de aprendizaje y trastorno por déficit de atención y, fue puesto en un aula autónoma para personas con graves problemas de aprendizaje, con un desfase de 30 puntos entre inteligencia y rendimiento, de repente el curso de nuestras vidas cambió para siempre.
Debido a que los médicos no pudieron explicar lo que le había sucedido a mi hijo, me convertí en investigadora por necesidad, no por decisión propia. Quería saber por qué mi niño alegre, vivaz e inusualmente sano ya no podía identificar el alfabeto en mayúscula o minúscula ni nombrar sus adoradas cartas de la baraja.
Cuál era la razón por la que estaba constantemente enfermo de otitis media e infecciones en las vías respiratorias superiores, que no había padecido antes; por qué no pudo dejar de tener diarrea, la cual lo consumió hasta convertirlo en un esqueleto y terminó en el hospital con un presunto diagnóstico de fibrosis quística o enfermedad celíaca en la que todas las pruebas resultaron negativas.
Quería saber por qué nunca volvió a reír o sonreír, sino que lloraba inconsolablemente sin razón aparente y pasaba más tiempo mirando hacia la nada, que hablando con las personas.
Tenía que averiguar por qué mi pequeño niño alegre y vivaz, quien alguna vez estuvo sano, ahora estaba perdido en un mundo confuso y doloroso, por lo que tenía que encontrar una manera de ayudarlo, y también evitar que esto le ocurriera a cualquiera de mis hijos futuros.
Me hice las típicas preguntas. A pesar de que su padre y yo no teníamos alergias severas, ¿acaso era crucial considerar la alergia de mi hijo a la leche y la larga historia de alergias y reacciones graves de nuestra familia hacia las vacunas? ¿Era importante el hecho de que mi madre tuviera artritis reumatoide, una enfermedad autoinmunológica? ¿Pudo ser una señal de advertencia el hecho de que Chris presentara una severa reacción local a su tercera dosis de DPT?
Al profundizar en los estudios médicos, gracias a Dorland3 y el Manual de referencia para el médico,4 los Principios de medicina interna de Harrison5 y el Estudio Nacional de Encefalopatía Infantil de 19816 y luego cuando analicé más de 50 años de investigaciones sobre la vacuna DPT,7 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14 empecé a percatarme de que quizá no había asistido a la facultad de medicina, más bien mi mejor alternativa era utilizar el cerebro que Dios me dio.
Y después, cuando comencé a recopilar sistemáticamente registros de casos de reacciones a las vacunas DPT y entrevisté a padres de niños que habían sido perjudicados por la vacuna DPT, mis indagaciones no parecían muy diferentes de lo que el Dr. Gordon Stewart había mencionado en uno de sus estudios como "epidemiología de intervención".
Como comentó el Dr. Georges Peter en una reunión en la que estábamos en 1983, "cuando los padres describen lo que les sucede a sus hijos después de la vacunación, se llama evidencia anecdótica. Si los médicos lo hacen, se denomina como observación clínica".15
El Lado Humano--Escuchar a los Padres
La razón por la que me tomo el tiempo para contar mi historia es porque, si bien, no soy la única oradora que también es madre, soy la única que ha sido designada para hablar sobre ese rol, por lo que siento la responsabilidad de comunicar lo que los padres consideran el error más significativo en la investigación de vacunas utilizadas para desarrollar políticas de vacunación.
Muy a menudo, los padres creen que los científicos investigadores olvidan que detrás de cada estadística de eventos adversos de vacunación, hay un niño y una familia reales que fueron perjudicados como si la polio o difteria hubieran llegado ese hogar y reclamado a un miembro de la familia como una estadística de enfermedad por morbilidad o mortalidad.
Pero, podría preguntarse ¿por qué es tan importante, desde una perspectiva científica? Esto es transcendental porque cuando se le quita el rostro humano, es mucho más fácil para el investigador diseñar y realizar estudios de vacunas para tratar a niños como si fueran un grupo de ganado genéticamente homogéneo, en vez de niños diferentes con una herencia genética particular sujeta a cofactores ambientales únicos.
Cuando se ignora el rostro humano, es mucho más fácil situarse detrás de ese muro invisible que separa la ciencia de las políticas públicas y ser renuente a diseñar los tipos de estudios que investigarían lo que realmente les sucede a las decenas de miles de bebés que nacen cada año.
Eventualmente, estos niños desarrollan una disfunción inmunológica y neurológica que se manifiesta a través de una amplia variedad de síntomas que van desde trastornos convulsivos resistentes a los medicamentos hasta problemas de aprendizaje, autismo y fatiga crónica.
Creo que si se detiene a escuchar lo que los padres tienen que decir sobre lo que les ha sucedido a sus hijos, quienes murieron y los que quedaron inmunológica y neurológicamente afectados después de la vacunación, sabrá qué tipo de estudios necesitan diseñarse para responder las preguntas de los padres y científicos sobre el impacto biológico y desconocido de las vacunas en el cuerpo humano.
Los padres han esperado para contar lo que les sucedió a sus hijos. No solo quieren ayudar a descubrir por qué sus hijos tuvieron un riesgo del 100 %, sino que también quieren brindar su apoyo para encontrar la forma de desarrollar terapias para que sus hijos vuelvan a sentirse completos de nuevo.
Por lo tanto, estas son las cinco principales prioridades sobre la investigación de las vacunas que tanto el Centro Nacional de Información sobre Vacunas como los padres, quienes recientemente han fundado otras organizaciones de consumidores, consideran como las más significativas.
Informarse Sobre la Función Inmunológica y Cerebral Después de la Vacunación
Primera prioridad de la investigación. Establecer estudios para evaluar, a nivel de biología molecular, el impacto a lo largo del tiempo de la repetida manipulación del sistema inmunológico humano con múltiples antígenos únicos.
Recuerdo que alrededor de hace 13 años estaba en un laboratorio de la FDA hablando con el Dr. Chuck Manclark, quien como muchos ya saben, realizó una investigación sobre la vacuna contra la tosferina durante muchos años en el Bureau of Biologics. Su sueño era desarrollar una vacuna contra la tosferina que se administrara en mujeres embarazadas para que pudieran transferir pasivamente anticuerpos contra la tosferina a sus bebés nonatos.
En una conversación que tuvimos, me señaló que el problema con el desarrollo de una vacuna contra la tosferina que fuera segura y efectiva, era que las ciencias médicas aún no entendían exactamente cómo actuaba esta bacteria en el cuerpo humano durante el curso de la enfermedad natural, por lo que era difícil desarrollar una vacuna con los componentes correctos para producir anticuerpos protectores sin efectos tóxicos. 16
Si añadimos este desconocimiento fundamental en la limitada comprensión general de la ciencia sobre cómo funciona exactamente el sistema inmunológico humano e interactúa con el sistema neurológico—un tema que está siendo explorado por nuevos neurólogos y biólogos moleculares; 17, 18--podría suscitarse un posible error de cálculo en los efectos biológicos a lo largo del tiempo, al manipular repetidamente el sistema inmunológico humano con múltiples antígenos únicos.19
El hecho de que cada persona sea genéticamente única le agrega otra variable.
Los padres, a quienes no solo se les requiere--sino que ahora son obligados por ley--a vacunar a sus hijos con un número cada vez mayor de vacunas, desean que se les presenten pruebas científicas de que saben exactamente qué sucede en el cuerpo humano a nivel molecular cuando se les suministran una, cinco o diez vacunas a sus bebés.20
No desean que solo se piense o asuma que está bien cultivar virus vivos en tejidos animales de monos, 21,22, 23, 24 vacas y pollos para producir vacunas. Los padres quieren saber que, más allá de toda duda razonable, esas vacunas no sean portadoras de partículas de virus que puedan almacenarse en los genes de tejidos equivocados--como indicó el Dr. Howard Urnovitz--y resurgir posteriormente para causar estragos en el cuerpo. 25, 26
Porque la inquietud de cada nueva historia sobre la enfermedad de las vacas locas27 28 y VIH, sigue generando dudas sobre el uso de suero de ternera y tejidos de riñón de mono29 para producir las vacunas de polio con virus vivo, o pollo para producir la vacuna contra el sarampión. 30 31
Y la pregunta constante sobre si han apurado demasiado la presentación comercial y administración generalizada de las vacunas diseñadas para erradicar todas las enfermedades en el mundo, es una inquietud que surge a raíz de cada historia acerca de los veteranos de la Guerra del Golfo, que recibieron 17 vacunas virales y bacterianas diferentes de forma simultánea, y luego fueron expuestos a toxinas ambientales, 32 33 34 35 36 lo que originó que decenas de miles manifestaran los mismos tipos de disfunciones inmunológicas y neurológicas que padecen los niños y adultos que fueron dañados por las vacunas, 37 38 39 y que causó un número anormalmente elevado de nacimientos de niños con terribles daños genéticos. 40, 41
Mecanismos Biológicos y Estudios Clínicos que Comparan los Resultados de Salud de los Niños que Fueron o no Vacunados
En el último taller se analizó brevemente la dificultad de establecer un estudio a largo plazo que comparara la salud de los niños vacunados frente a los no vacunados, incluyendo una evaluación a lo largo del tiempo de todos los resultados de morbilidad y mortalidad, junto con la diferencia en las tasas de trastornos inmunológicos y neurológicos, como diabetes, cáncer, esclerosis múltiple, lupus, epilepsia, fatiga crónica, problemas de aprendizaje, trastorno por déficit de atención, autismo, asma, síndrome de muerte súbita del lactante, otitis media, artritis reumatoide, depresión, comportamiento violento y otros trastornos inmunológicos, neurológicos y psiquiátricos; así como defectos genéticos congénitos en sus hijos. 42
Si en verdad tiene pensado analizar desde una perspectiva científica el impacto de las vacunas en la salud general, tanto a nivel de observación molecular como clínica, los padres consideran que debe realizarse esta comparación.
Evaluar el Impacto de la Vacunación en la Evolución de los Microbios y los Resultados Adversos para la Salud Humana
Segunda prioridad de la investigación. Establecer estudios epidemiológicos para evaluar si la contención artificial de enfermedades virales y bacterianas por medio de la vacunación masiva, junto con el uso excesivo de antibióticos43 y exposición a toxinas ambientales, 44 ha evitado que el sistema inmunológico humano sea amenazado y fortalecido de forma natural durante la infancia, como lo fue en generaciones pasadas por enfermedades infecciosas. 45
Si es así, esto habría provocado que las poblaciones actuales y altamente vacunadas fueran más vulnerables a virus y bacterias nuevos y más virulentos. 46 47 48 49
Desde una perspectiva general, a los padres les preocupa que no haya estudios científicos que evalúen la presunción de que todas las enfermedades deben ser erradicadas de la Tierra por medio de una vacunación masiva.
Solo porque la vacuna contra la viruela erradicó la enfermedad en el planeta, ¿acaso hay alguna evidencia científica que sustente la suposición de que es una buena idea intentar erradicar todas las demás enfermedades infecciosas con vacunas?
Y ¿dónde están los estudios epidemiológicos que evalúan sistemáticamente el rol de la vacunación a nivel mundial en la etiología y capacidad limitada de la raza humana para enfrentar exitosamente la problemática de los virus y bacterias emergentes, como el VIH, Hantavirus y Ebola?
Desde una perspectiva particular, muchos padres sospechan que la disfunción inmunológica y neurológica de sus hijos fue causada por múltiples factores, incluyendo la interacción de múltiples vacunas, antibióticos y toxinas ambientales.
Desean que se realicen estudios para evaluar las interacciones de múltiples toxinas corporales, incluyendo a las vacunas, medicamentos y sustancias químicas para que, por ejemplo, si un niño recibe una vacuna de virus vivo, sus padres sepan si deberían mantenerlo temporalmente alejado de las toxinas ambientales que inhiben la inmunidad, tales como los pesticidas.
Investigar el Vínculo entre la Vacunación y los Problemas de Aprendizaje y TDA/TDAH
Tercera prioridad de la investigación. Realizar estudios para investigar el posible vínculo entre la vacunación, problemas de aprendizaje y el trastorno por déficit de atención.
Hoy en día, hay más de tres millones de niños diagnosticados con problemas de aprendizaje y trastorno por déficit de atención en nuestro sistema escolar. 50 51
Como el Dr. Marcel Kinsbourne lo analizará enseguida, existe una base científica para la factibilidad biológica de que una vacuna--como cualquier agente intrínsecamente capaz de causar daño cerebral--no solo tenga la capacidad de causar una inflamación cerebral que puede generar una disfunción neurológica fatal sino que además pueda ocasionar una inflamación cerebral que podría originar formas más leves de disfunción neurológica, como problemas de aprendizaje y trastorno por déficit de atención, que se vuelven más evidentes conforme pasa el tiempo. 52
Investigar el Vínculo entre las Vacunas y el Autismo
Cuarta prioridad de la investigación. Realizar estudios para investigar el posible vínculo entre las vacunas y el autismo.
El autismo afecta a 1 de cada 1 000 niños y ocurre con más frecuencia que el cáncer infantil, esclerosis múltiple o fibrosis quística. 53 En 1943, solo se reportaron 11 casos de autismo.54 En 1989, hubo más de 100 000 casos en los que muchos de estos niños con autismo leve y autistas padecían convulsiones, hiperinmunidad o autoinmunidad crónica, y problemas de aprendizaje. 55 56 57 58 59 60 61
El año pasado, Portia Iverson, una madre cuyo hijo quedó profundamente comprometido de sus sistemas inmunológico y neurológico, después de una reacción severa a las vacunas, fundó Cure Autism Now (CAN, por sus siglas en inglés).
Es una organización de padres que ha reunido a un grupo de científicos y médicos involucrados en investigaciones de vanguardia en las áreas de inmunología, neurología, neuroimagenología, genética, bioquímica, ciencias metabólicas, medicina ortomolecular y farmacología, quienes han realizado investigaciones con implicaciones clínicas directas para tratar el autismo.
Entre los estudios actuales que CAN, junto con el Centro Nacional de Información sobre Vacunas, ha financiado, se encuentra la investigación sobre el posible rol de las vacunas en el desarrollo del autismo.
Además, tenemos el caso de Cindy Goldenberg, la madre que realizó su propia investigación médica sobre el vínculo entre la enfermedad de rubéola y el autismo, después de que su hijo fuera diagnosticado con autismo luego de ser vacunado contra la rubéola.
Su dominio de los estudios médicos y la inmunología básica la llevaron a desarrollar una terapia con infusiones de inmunoglobulinas y un régimen de suplementos nutricionales y alimenticios, que empleó con la ayuda de un inmunólogo para curar el autismo de su hijo. 62
Los elevados títulos de anticuerpos contra la rubéola de su hijo empezaron a disminuir con cada infusión de gammaglobulina. Cuando sus títulos disminuyeron hasta sus niveles más bajos, desapareció su comportamiento autista y disfunción del sistema inmunológico.
Otras personas han utilizado su descubrimiento para curar a sus hijos autistas, y hay informes de que ahora al menos un niño dañado por una vacuna, y con un historial de convulsiones resistentes a los medicamentos, ha dejado de padecer ataques.
Y existen otras nuevas organizaciones de padres, que han formado alianzas con investigadores independientes, quienes han desarrollado protocolos de laboratorio para investigar los marcadores biológicos del sistema nervioso central e inmunológico, incluyendo los perfiles bioquímicos, metabólicos y genéticos de los niños con retraso en el desarrollo.
Evaluar la Seguridad de los Ingredientes de las Vacunas e Identificar los Factores Genéticos de Riesgo
Quinta prioridad de la investigación. Establecer estudios que reevalúen científicamente, de forma continua y extensa, cada una de las diez vacunas que ahora se les administran a los niños.
Asimismo, incluir una evaluación completa sobre la seguridad de los medios de cultivo, 63 adyuvantes,64 65 conservadores y otros aditivos,66 así como la identificación de causas genéticas y otros factores de alto riesgo, con el fin de descartar un nivel de alto riesgo en los niños. 67 68
Cualquiera que lea los informes de 199169 y 199470 del Instituto de Medicina, que evalúan las investigaciones científicas de los estudios médicos, que en realidad han examinado la relación de causa y efecto entre las vacunas obligatorias y una amplia variedad de trastornos inmunológicos y neurológicos, queda impactado de inmediato por la increíble carencia de estudios que lo realizan.
Es sorprendente que una y otra vez, estos comités especiales de IOM, encargados de evaluar los estudios hayan concluido repetidamente que, "no han habido estudios observacionales controlados que investiguen la relación entre" una vacuna en particular y un trastorno inmunológico o neurológico sospechoso.
Según el informe del IOM en 1994, de los 59 padecimientos que se sospechaba tenían una relación con diferentes vacunas, no se encontraron estudios científicos que hayan analizado a 40 de estos.
Los padres lo consideran inaceptable, al igual que el hecho de que no se haya realizado un gran esfuerzo para identificar los marcadores genéticos y otro tipo de marcadores para descartar a los niños con alto riesgo.
Algunas de las presentaciones actuales nos dan la esperanza de que hay un avance en desarrollar estudios para identificar a los niños con alto riesgo, y esto es bien recibido porque se ha esperado desde hace mucho tiempo.
Es injusto dejar de financiar investigaciones de vanguardia sobre la seguridad de las vacunas para las familias de las víctimas de vacunas, cuando DHHS gasta muchos millones de dólares para desarrollar y promover nuevas vacunas, y se ha destinado poca inversión para evaluar los efectos adversos de las mismas. 71
Y todavía es más preocupante para los padres observar la situación de los investigadores médicos independientes, quienes tratan de continuar la investigación de vacunas sobre eventos adversos y se les niega el financiamiento del DHHS, y además son forzados a arriesgar sus carreras debido a que realizan lo que por desgracia aún se encuentra estigmatizado como una línea de investigación políticamente incorrecta.
¿Está Listo para Ayudarles?
Hace 14 años, me convertí en investigadora por el amor que siento por mi hijo. Hoy en día, otras madres y padres jóvenes en los Estados Unidos y en países alrededor del mundo son impulsados por el mismo amor hacia sus hijos para realizar investigaciones, después de que las vidas de sus hijos han cambiado para siempre a causa de las vacunas que la ley les exige.
Y cada vez más padres de niños sanos siguen este mismo ejemplo, porque no quieren que sus hijos se conviertan en una estadística más de reacciones a las vacunas.
Creo que le sorprenderá la cantidad de conocimiento que estos padres jóvenes e inteligentes de la actualidad, decididos a actuar, tienen en las áreas de inmunología, epidemiología e inclusive biología molecular.
Incluso, algunos de ellos han escrito libros; han colaborado con investigadores independientes y financiado la investigación de vacunas; se han convertido en defensores y portavoces de los consumidores y algunos otros tendrán un impacto en Capitol Hill. Ellos serán quienes ayuden a resolver problema de la seguridad de las vacunas en el siglo XXI.
Prepárese para este movimiento
Este video fue grabado en marzo de 2018, más de 20 años después de que los padres solicitaron estudios diseñados adecuadamente para investigar por qué tantos niños sanos nacidos en los Estados Unidos se enfermaban crónicamente y quedaban discapacitados después de recibir las vacunas.
- En 1976, 1 de cada 30 niños presentaba problemas de aprendizaje. 72 Hoy en día, 1 de cada 6 niños manifiesta problemas de aprendizaje. 73
- En 1980, 1 de cada 27 niños presentaba asma.74 75 Hoy en día, 1 de cada 9 niños padece asma. 76
- En 1996, 1 de cada 1 000 niños desarrollaba autismo. 77 Hoy en día, 1 de cada 50 niños desarrolla autismo. 78 79
Y millones más padecen otros tipos de inflamación cerebral y trastornos del sistema inmunológico. 80 81 82 83
En la actualidad, la mayor emergencia de salud pública en los Estados Unidos es la inexplicable epidemia de enfermedades crónicas y discapacidades entre los niños vacunados. 84 85
¿Cuántos años más tendrán que pasar antes de que realizar investigaciones científicas de calidad sobre los riesgos y fallas de las vacunas se convierta en una prioridad nacional?
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